La epigenética como puente entre hábitos diarios y salud celular

No eres solo tus genes, si como los expresas. Cuando hablamos de cáncer, solemos pensar que todo depende de la genética: si "lo tengo en los genes", no hay nada que hacer. Pero la realidad es mucho más simple: no solo importa el ADN que heredamos de nuestros padres y abuelos, sino también cómo ese ADN se expresa. Y ahí entra en juego un concepto clave: la epigenética

Álex Soria

11/7/20253 min read

¿Qué es la epigenética?

La epigenética es el conjunto de mecanismos que activan o silencian genes sin cambiar su secuencia. Es decir, puedes tener un gen en tu ADN —como un oncogén— y que este solo se active si ciertos factores lo favorecen.

En otras palabras: la genética es el hardware, la epigenética es el software que lo regula.

¿Qué hábitos cotidianos influyen en la epigenética?

Numerosos estudios han demostrado que ciertos factores del estilo de vida, como la alimentación, el ejercicio, el sueño o el estrés, pueden modificar la forma en que se expresan genes clave relacionados con el desarrollo del cáncer, sin alterar su secuencia.

Como explica la doctora MajaKrzystanek (2020), "la epigenética representa el punto de encuentro entre nuestros hábitos diarios y la salud molecular del organismo".

Por otro lado, Investigadores como Rudolf Jaenisch y Andrew Feinberg, pioneros en epigenética, han demostrado que factores ambientales pueden activar o silenciar genes relacionados con enfermedades como el cáncer (oncogenes). Estos cambios pueden mantenerse en el tiempo y, en algunos casos, ser reversibles si se modifican los hábitos.

Un ejemplo muy citado es el de la dieta rica en folatos, polifenoles o sulforafano (brócoli), que puede favorecer la metilación protectora del ADN (en el artículo anterior hablamos sobre que es la metilación).

Ahora, te voy a dar detalles como los factores de tu estilo de vida pueden condicionar tu epigenética:

Alimentación

Dietas ricas en azúcares simples, grasas trans y procesados pueden promover inflamación crónica y activar rutas relacionadas con la carcinogénesis.

Nutrientes como el ácido fólico, los polifenoles (té verde, cúrcuma, frutas rojas) y ciertos fitoquímicos pueden modular la metilación del ADN y actuar como protectores epigenéticos.

Tabaco, alcohol y tóxicos

El tabaco induce hipometilación global del ADN y mutaciones directas.

El alcohol modifica rutas de señalización celular y favorece la expresión de genes proinflamatorios.

La exposición crónica a tóxicos ambientales (pesticidas, metales pesados) puede alterar la función de los genes supresores de tumores mediante mecanismos epigenéticos.

Estrés crónico y sueño

El estrés continuado puede alterar la expresión de genes relacionados con la inmunidad, la inflamación y la apoptosis.

El mal descanso impacta negativamente sobre la regulación hormonal y los mecanismos de reparación celular

Ejercicio físico

El ejercicio modula positivamente la expresión génica mediante cambios en la metilación del ADN y la activación de genes antiinflamatorios y antitumorales.

Actúa como un potente regulador epigenético en tejidos como músculo, hígado, sistema inmune y cerebro.

El movimiento no solo cambia tu cuerpo por fuera, también condiciona el comportamiento de tus células.

¿Y qué ocurre con los oncogenes?

Recuerda, los oncogenes son versiones mutadas o sobreactivadas de genes normales (protooncogenes) que favorecen el crecimiento celular descontrolado. En condiciones normales, están “apagados” o bien regulados. Pero factores como los que hemos visto pueden:

Activarlos mediante hipometilación

Reducir la actividad de los genes que los frenan (supresores tumorales)

Alterar el entorno celular, favoreciendo un microambiente propicio para su acción, como una acidosis metabólica.

Antes de continuar, me gustaría dejarte claro que una acidosis metabólica es un estado fisiológico del medio celular condicionado por: estrés, falta de sueño, mala alimentación, sobrepeso e inactividad física entre otros factores.

La mayoría de las personas que presentan una acidosis metabólica sin tener ninguna enfermedad que la justifique se debe a acciones y conductas individuales tales como los que hemos hablado: estrés, falta de suelo, alimentación e inactivad física

Entonces… ¿tengo control sobre mis genes?

No puedes cambiar el ADN que heredaste, pero sí puedes influir en cómo se expresa.

Y eso significa que, incluso teniendo predisposición genética, tus hábitos diarios tienen un papel clave en mantener un entorno celular más estable, saludable y protector.

A modo de conclusión, la epigenética nos recuerda que no somos víctimas pasivas de nuestra genética. Más bien, de nuestra forma de vivir —lo que comemos, cómo nos movemos, cómo descansamos y cómo gestionamos el estrés— tiene el poder de activar o silenciar genes que pueden marcar la diferencia.

En el próximo artículo te hablaré del cáncer de pulmón.